Cómo empezar a escribir un libro (sin volverte loco en el intento)

Cómo empezar a escribir

Tienes la historia. O al menos… una escena. O una frase suelta que se te ocurrió fregando los platos y que ahora no te parece tan brillante, pero algo te dice que ahí hay algo. Lo que pasa es que no sabes por dónde empezar. Y la hoja en blanco, esa traicionera, sigue vacía y burlona.

Bienvenido al club.

Empezar a escribir un libro no es un acto místico ni un privilegio reservado a escritores con gafas de pasta y libretas Moleskine. Es un proceso. Uno desordenado, a veces frustrante, pero también emocionante. Y aunque no lo creas, no empieza con “Érase una vez” ni con una tormenta perfecta de inspiración. Empieza cuando te sientas, abres un archivo nuevo, y te atreves a escribir algo que seguramente no será genial. Pero será el principio.

Este artículo no te va a prometer fórmulas mágicas ni frases motivacionales en cursiva. Te va a dar pasos concretos, consejos realistas y verdades incómodas (como que el primer borrador siempre da un poco de vergüenza). Si llevas semanas, meses o años diciendo “algún día escribiré un libro”, este puede ser ese día.

Vamos a ayudarte a convertir esa idea suelta en una historia con cuerpo y corazón. Porque si tienes algo que contar, lo único que falta… es empezar.

¿Puedo escribir un libro sin ser escritor?

La respuesta rápida: .
La respuesta honesta: sí, pero con trabajo.
La respuesta larga: sigue leyendo.

Una de las grandes mentiras culturales que arrastramos es esa de que para escribir un libro necesitas haber nacido con «el don». Como si los escritores salieran de una fábrica mágica con una pluma en la mano, vocabulario de premio Nobel y la capacidad de hilar tramas desde los cinco años.

Pero la realidad es mucho más terrenal (y tranquilizadora): escribir se aprende escribiendo.

Sí, hay quien tiene facilidad con las palabras, pero también hay quien tenía facilidad para correr… y no fue a los Juegos Olímpicos porque no entrenó nunca. La diferencia entre escribir por impulso y escribir un libro completo no está en el talento, sino en la constancia, el método y la tolerancia al caos creativo.

No necesitas haber estudiado Filología ni tener un máster en narrativa para empezar. Necesitas:

  • Una idea (aunque sea medio borrosa)
  • Ganas de contar algo
  • Y la disposición a escribir aunque no suene brillante desde la primera línea

Piensa que ningún escritor que admires empezó con un bestseller. Todos tienen un cajón (o una papelera) lleno de cosas que no funcionaron. Y eso es buena señal. Significa que lo intentaron. Una y otra vez.

¿Y tú? Si puedes redactar un WhatsApp con sentimiento, llorar con un libro o discutir con pasión sobre una serie, tienes más material narrativo dentro de lo que crees. El resto es técnica, práctica y un poco de testarudez.

Así que sí: puedes escribir un libro sin ser “escritor”. Solo tienes que convertirte en alguien que se sienta a escribir… una palabra detrás de otra.

Y aquí estamos para ayudarte a empezar.

Formarte como escritor: ¿es necesario?

mujer bloqueada no sabe qué escribir

Spoiler: no es obligatorio, pero ayuda.
Y bastante.

Muchos escritores que hoy ves en escaparates no pasaron por ningún taller ni tienen diplomas que digan “autorizado para escribir novelas”. Pero eso no significa que lo hicieran sin aprender. Simplemente aprendieron a base de escribir, leer, equivocarse y, si eran valientes, dejarse corregir.

Ahora bien… estamos en el siglo XXI, y si puedes ahorrarte parte de ese camino a trompicones, ¿por qué no?

Hoy existen montones de recursos que pueden ayudarte a mejorar tu escritura desde cero, incluso si solo escribías redacciones en el instituto. Desde másteres especializados hasta cursos online, canales de YouTube o comunidades de escritura donde puedes compartir tus textos y recibir feedback (del bueno y del no tanto, que también enseña).

Y no se trata solo de “aprender a escribir bien”. Se trata de entender cómo funcionan las historias: qué engancha, cómo se construyen personajes con alma, por qué un final funciona y otro te deja con cara de “¿ya?”.

También ayuda a descubrir tu propia voz. Porque no se trata de escribir como alguien más, sino de escribir como tú, pero mejor.

Entonces, ¿formarte o no?

  • ¿Te bloqueas al empezar? Formarte puede darte estructura.
  • ¿Sientes que tus ideas se te desinflan a mitad? Hay técnicas para eso.
  • ¿Te cuesta describir sin sonar artificial? Se puede practicar.
  • ¿Te apasiona la escritura y quieres dedicarle tiempo de verdad? Entonces sí: apúntate a algo.

Y si ahora mismo no puedes hacer un curso, no pasa nada. Hay tres cosas que puedes hacer desde ya que también cuentan como formación:

  1. Leer mucho (y leer bien)
  2. Escribir con regularidad
  3. Revisar lo que escribes con ojo crítico

Porque al final, formarse como escritor no significa sacarse un título. Significa tomarse en serio la escritura, aprender cada día un poco más… y disfrutar del viaje.

La mentalidad del escritor principiante

Escribir un libro no es solo cuestión de técnica. También es cuestión de cabeza. Y no hablamos de ser un genio, sino de tener una actitud mínimamente cuerda para no abandonar a la página 12.

Spoiler (otro más): va a haber días en los que te sientas Shakespeare y otros en los que creas que ni deberías tocar un teclado. Bienvenido a la escritura.

Por eso, antes de hablar de tramas, personajes o estilos narrativos, hay que hablar de mentalidad.

No esperes estar siempre inspirado

La inspiración es esa amiga que llega tarde y sin avisar, pero que todo el mundo espera como si fuera puntual. La realidad es que la mayoría de los libros no se escriben con fuegos artificiales. Se escriben en días normales, con cansancio, con dudas, y a veces con una taza de café que ya no está caliente.

Lo que necesitas no es motivación constante, sino disciplina suave pero firme. El famoso: “me siento a escribir aunque no tenga ganas”. Porque muchas veces, las ganas aparecen una vez empiezas.

Vas a tener altibajos (y eso está bien)

escritor sin ideas triste

Un día escribirás 1.000 palabras y te parecerán brillantes. Al siguiente, borrarás un párrafo entero porque suena como si lo hubiera escrito un extraterrestre cansado.

Eso no significa que lo estés haciendo mal. Significa que lo estás haciendo.
Dudar es parte del proceso. Cuestionarte es señal de que estás prestando atención.

El síndrome del impostor vendrá a visitarte

Y lo hará vestido de sentido común: “¿Quién te crees tú para escribir un libro?”
La respuesta es: una persona que escribe, punto.
Nadie te da un carné de escritor. Te lo ganas a base de sentarte una y otra vez, aunque no te sientas “legítimo”.

Bonus mental: no te compares

Ni con autores consagrados, ni con escritores de Twitter, ni con tu vecina que publicó una novela de misterio con nombres de frutas. Cada escritor tiene su ritmo, su voz y su caos. Compararte solo te va a robar energía que podrías usar en escribir.

Así que, si has llegado hasta aquí, ya tienes algo importante: intención. Lo demás, se entrena. Como el músculo de la paciencia. O el arte de no cerrar el portátil al primer atasco.

Pasos para empezar a escribir un libro

De la idea borrosa al primer borrador

Vale, ya estás listo. Tienes las ganas, has hecho las paces con tus dudas internas, y has aceptado que escribir no es magia (aunque a veces lo parezca). Ahora toca pasar del “quiero escribir un libro” al “estoy escribiendo un libro”.

Aquí van los pasos, en orden lógico pero con margen para que los adaptes a tu estilo:

4.1. Ten una idea clara (o medio clara, pero con ganas)

No necesitas tener todo atado, pero sí tener una idea que te emocione lo suficiente como para dedicarle semanas (o meses).
Pregúntate:

  • ¿De qué quiero hablar?
  • ¿Qué historia me obsesiona o no me saco de la cabeza?
  • ¿Qué me gustaría leer si lo hubiese escrito otra persona?

Piensa en el conflicto principal, en el tipo de historia (romántica, thriller, realismo mágico, infantil, histórica…) y en el tono. No hace falta tenerlo todo resuelto. Pero necesitas un punto de partida que no se evapore al primer atasco.

4.2. Crea un plan mínimo viable

No te preocupes: no necesitas hacer el mapa de El Señor de los Anillos. Pero sí ayuda tener una estructura básica.

Prueba con esto:

  • Divide la historia en principio, desarrollo y final
  • Escribe un resumen de cada parte en 3 frases
  • Si puedes, anota qué pasa en cada capítulo (aunque luego cambie)

Esto no solo te servirá de guía: te ayudará a seguir cuando las ideas se diluyan, que pasa más veces de las que crees.

4.3. Empieza a escribir (sin juicio)

Aquí viene lo más importante: empieza aunque no esté perfecto. De hecho, no va a estar perfecto. El primer borrador no está para gustar, está para existir.

Escribe con libertad, sin corregir cada frase. Si tienes dudas sobre un nombre, pon [NOMBRE] y sigue. Si una escena no te convence, anota “esto hay que mejorarlo” y continúa. La clave es llegar al final, no dejarlo a mitad porque no suena a Márquez.

4.4. Reescribe con cabeza, no con miedo

Una vez tengas tu borrador, ahora sí: revisa, pule, corta, añade. Aquí es donde tu historia empieza a parecer un libro.
Y sí, duele borrar párrafos enteros. Pero si no suman, restan. Y si restan, fuera.

4.5. Busca lectores beta

Cuando hayas reescrito y pulido lo que puedas por tu cuenta, toca dejar que otras personas lo lean. Pero cuidado con a quién eliges. No necesitas un “todo está bien”, necesitas feedback útil. Busca personas que lean ese tipo de libros, o que no tengan miedo de decirte lo que no entienden o lo que no encaja.

4.6. Explora cómo publicarlo

¿Quieres enviarlo a una editorial? ¿Probar suerte con un agente? ¿Publicarlo tú?
No es urgente decidirlo al principio, pero sí es importante conocer las opciones para cuando tu manuscrito esté listo. Cada camino tiene ventajas y desafíos. Lo importante es que tengas claro que publicar también se aprende.

¿La clave de todo esto? Dar el primer paso, incluso si sientes que estás improvisando. Porque sí, lo estás. Todos lo hacemos.

Errores comunes al empezar a escribir un libro

Chica que no sabe como empezar a escribir

Escribir un libro no es solo sentarse y teclear con cara de genio. Es también evitar las minas ocultas del proceso. Y créeme, hay unas cuantas.

Aquí tienes una lista de los errores más comunes al empezar a escribir… y cómo esquivarlos sin que te entren ganas de abandonar en el capítulo dos.

❌ Empezar sin tener idea de lo que quieres contar

Sí, puedes dejar que la historia “fluya”. Pero si no tienes una mínima idea de hacia dónde va, lo más probable es que tu libro termine… sin terminar. No necesitas un mapa detallado, pero sí una brújula narrativa. Aunque sea una que a veces se desoriente.

❌ Buscar la perfección en el primer párrafo

Error nivel experto. Queremos que cada frase sea digna de tatuarse en una taza. Pero eso solo sirve para frenar el avance.
Tu primer borrador no es para brillar. Es para existir.
Ya editarás, reescribirás, afilarás los diálogos y quitarás adverbios sospechosos. Ahora, solo escribe.

❌ Compararte con autores publicados

Tu novela no tiene que sonar como la última ganadora del Planeta ni como ese autor de Twitter que cada mañana lanza haikus brillantes.
Compararte solo sirve para sentirte pequeño, y lo peor es que lo haces con gente que lleva años de ventaja y tres correctores detrás.
Concéntrate en tu voz, tu historia, tu camino.

❌ Aferrarte a una idea que no funciona

Si llevas veinte páginas intentando salvar una trama que ya no te convence… quizás no haya que salvarla.
No pasa nada por cambiar de rumbo. Escribir también es elegir qué dejar atrás.

❌ Quedarte atascado por culpa de un personaje, una escena o un diálogo

¿No sabes cómo resolver una conversación o describir una casa? Pon una nota: [describir más tarde] y sigue.
Más vale avanzar con huecos que quedarte mirando la pantalla durante tres días como si fueras un escritor de piedra.

❌ Conformarte con un final predecible

El lector se merece un final que le haga cerrar el libro y quedarse cinco segundos mirando al techo.
No fuerces el giro loco si no va con la historia, pero intenta evitar lo obvio. Y si tú mismo ya lo veías venir, el lector también.

❌ Creer que la estructura tradicional es obligatoria

¿Y si tu historia empieza por el final? ¿O no sigue el típico arco del héroe?
Explora. Prueba. Ensucia el papel. La narrativa también es juego.

❌ Olvidarte de los secundarios

Un libro con un solo personaje fuerte y todo lo demás plano se queda corto. Dales vida también a los que están en segundo plano. Son los que crean el mundo, dan contexto y profundidad.

❌ No dejar reposar el texto

Cuando termines, no publiques al día siguiente. Duerme el manuscrito. Luego vuelve y míralo con otros ojos.
Te vas a sorprender de lo que encuentras (para bien y para “ufff, esto lo escribí yo”).

Escribir es equivocarse muchas veces… y seguir escribiendo igual. Al menos ahora ya tienes varias trampas detectadas. Y la mejor: aún estás a tiempo de esquivarlas todas.

Cómo escribir un buen comienzo

Enganchar al lector desde la primera frase

Pocas cosas generan más presión que la primera frase de un libro.
Es como la primera cita con un lector que no conoces y al que, en segundos, quieres convencer de que se quede contigo 300 páginas más.

¿Lo bueno? No necesitas un truco de magia.
¿Lo malo? Vas a escribir varias versiones hasta dar con la buena.
¿Lo mejor? Aquí te cuento cómo acertar sin caer en clichés ni sudores fríos.

La primera frase sí importa… pero no te obsesiones

¿Tiene que ser brillante? Preferiblemente.
¿Tiene que ser perfecta? Para nada.
Lo que sí tiene que hacer es despertar una reacción: curiosidad, desconcierto, emoción, ganas de saber más.

Un inicio potente no es necesariamente uno largo ni complicado. A veces, una frase directa, rara o incluso incómoda es lo que atrapa.

Ejemplos que lo hacen bien:

  • “Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé.” (El extranjero, Albert Camus)
  • “Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así.” (El camino, Miguel Delibes)
  • “Si vas a leer esto, no te preocupes. Al cabo de un par de páginas ya no querrás estar aquí.” (Asfixia, Chuck Palahniuk)

¿Ves? No son florituras. Son impacto emocional, tono definido y preguntas abiertas.

Lo que debe contener un buen inicio

Tu primer párrafo (o primera página) debe cumplir al menos una de estas funciones:

  • Presentar al personaje principal o su conflicto
  • Situar al lector en un escenario (emocional o físico)
  • Marcar el tono de la historia (humor, drama, tensión…)
  • Generar curiosidad o desconcierto
  • Hacer que el lector quiera saber “¿y ahora qué?”

No hace falta cumplirlas todas. Pero si logras dos o tres, estás más que bien.

¿Y si empiezo por el medio

Claro que sí. Nadie dijo que tengas que empezar cronológicamente.
A veces lo más interesante de tu historia no está en el origen, sino en el giro, el desastre o el momento en el que todo cambia.

¿Y si el libro empieza cuando el personaje está a punto de perderlo todo? ¿O con la frase que lo cambia todo?
No hay reglas fijas, solo intención narrativa.

Consejos para empezar con fuerza (sin desesperarte)

  • Escribe varios comienzos y quédate con el que más te intrigue a ti
  • Lee en voz alta tu primera frase: si suena a truco, probablemente lo sea
  • Evita empezar con descripciones largas sin conflicto
  • No expliques demasiado. Sugerir es más potente que contar

Recuerda: no tienes que empezar perfecto. Solo tienes que empezar.

Si el primer capítulo no es lo más brillante que has escrito… ya lo será en la reescritura. Lo importante es que el lector tenga una razón para pasar la página.

Consejos prácticos para mantener la escritura

Hábito, tiempo, espacio… y un poco de truco psicológico

Escribir un libro no es una carrera de velocidad. Es más bien una caminata larga con tramos cuesta arriba, días de niebla mental y, si todo va bien, algún que otro atardecer espectacular.

Pero para llegar hasta el final, necesitas más que ganas: necesitas constancia. Y no hablamos de escribir todos los días sin falta como si te fuera la vida en ello. Hablamos de crear un sistema que funcione para ti.

Aquí van algunos consejos que sí sirven y que puedes adaptar a tu vida real (esa que tiene trabajo, familia, compromisos y días de “hoy no me da la cabeza ni para escribir una lista de la compra”).

1. Encuentra tu mejor momento del día

No hace falta levantarse a las cinco de la mañana como hacen “los genios de la productividad” en YouTube.
Lo que sí hace falta es saber cuándo estás más despejado o con más energía creativa.

Puede ser:

  • Antes de que empiece el ruido (mañana)
  • En esa hora tranquila después de cenar
  • En un trayecto de tren o bus
  • En la pausa del café si estás en modo multitarea

Reserva ese momento como tu espacio para escribir. Y si solo tienes 20 minutos, que sean tuyos.

2. Crea un lugar para escribir (aunque sea pequeño)

No necesitas una cabaña en el bosque ni una librería con luz natural. A veces basta con un rincón con silencio, o unos auriculares y un café.
Lo importante es que tu cerebro entienda: aquí es donde escribo.

Hazlo agradable. Quita distracciones. Y ten siempre a mano lo que necesitas: libreta, portátil, aplicación de notas, etc.

⏱ 3. Ponte objetivos realistas

“No voy a moverme hasta escribir 3.000 palabras” es como decir “voy al gimnasio y voy a levantar un coche”.

Empieza con metas pequeñas pero constantes:

  • Escribir 15 minutos al día
  • Escribir 500 palabras tres veces por semana
  • Terminar un capítulo al mes

Lo importante no es la cantidad. Es que el hábito no se apague.

4. Usa tus trucos mentales

Sí, todos tenemos trampas mentales. Úsalas a tu favor.

  • ¿Tienes miedo de escribir mal? Escribe mal a propósito, verás cómo eso desbloquea.
  • ¿Te aburre una escena? Salta a otra parte del libro. Ya volverás.
  • ¿Sientes que no sabes cómo seguir? Haz un resumen con frases tipo: “Aquí va una conversación incómoda”, y sigue adelante.

La clave no es hacerlo todo perfecto. Es no dejar de avanzar.

5. Habla de lo que estás escribiendo (con quien lo merezca)

Contar que estás escribiendo un libro puede motivarte… o meterte presión.
Hazlo con personas que te escuchen sin juzgar, que te animen sin meter prisa, y que te devuelvan energía.

Y si no tienes a nadie así cerca, escríbelo en un papel:

“Estoy escribiendo un libro. Hoy he escrito X palabras. Mañana, más.”
Verlo escrito ayuda más de lo que parece.

Porque al final, escribir un libro no es solo tener una idea brillante.
Es sentarse muchas veces cuando no apetece, volver después de un día malo, y escribir aunque solo sea una línea.

¿Y sabes qué? Cada línea suma. Cada día cuenta.
Y con cada párrafo, estás más cerca del final.

Reescribir y revisar: el verdadero trabajo

Cómo empezar a escribir

Cómo pulir tu texto sin cargarte la esencia

Te sentaste, escribiste, peleaste con el teclado, sobreviviste al capítulo 4, e incluso te reíste solo leyendo tu propio diálogo (sí, eso cuenta).
Y ahora… ¡has terminado tu primer borrador! 🎉

¿Y sabes qué significa eso? Que ahora empieza la parte más seria: reescribir.

Sí, ya lo sé. Suena a castigo divino.
Pero en realidad, reescribir es donde de verdad se hace el libro.
Es el momento de pasar de “esto más o menos va tomando forma” a “esto ya tiene cara de historia real”.

La primera revisión: limpiar sin piedad (pero con amor)

Tu primer objetivo es mirar tu texto como si lo hubiese escrito otra persona.

Pregúntate:

  • ¿Se entiende lo que quiero contar?
  • ¿Hay partes que sobran o repiten ideas?
  • ¿Hay escenas que parecen más relleno que contenido?
  • ¿Este personaje sigue teniendo sentido en la trama?

No se trata de hacer cirugía plástica. Se trata de quitar el ruido para que la historia respire.

Y no te preocupes si acabas eliminando frases o capítulos enteros. A veces, lo mejor que puedes hacer por tu historia es dejarla más ligera.

La segunda revisión: tono, ritmo y coherencia

Aquí ya no se trata de quitar o añadir, sino de ajustar lo que ya está.

  • ¿El tono es coherente a lo largo del libro?
  • ¿Hay cambios bruscos que desconciertan sin querer?
  • ¿Los personajes evolucionan de forma creíble?
  • ¿El ritmo se mantiene o se cae a mitad?

Lee en voz alta. Cambia de formato (pantalla a papel, o a eBook). Deja descansar el texto unos días. Verás cosas que antes se te escapaban.

Ortografía, estilo y puntuación (sí, toca)

¿Es divertido revisar puntos y comas? No.
¿Es necesario? Completamente.

Los errores de forma, aunque pequeños, pueden hacer que el lector desconecte. O peor, que no confíe en lo que cuentas.

Si puedes, pasa el texto por una corrección profesional. Y si no, léelo en voz alta, usa correctores automáticos como apoyo (no como única herramienta) y sé exigente contigo, pero no cruel.

Beta-lectores: tus aliados invisibles

Cuando ya hayas revisado por tu cuenta, llega el momento de dejar que otros lo lean. Pero elige bien.

  • No tu tía que ama todo lo que haces.
  • No tu amigo que no ha leído un libro desde el colegio.
  • Busca lectores que conozcan el género, que sepan dar feedback sincero y útil.

Dales preguntas concretas:

¿Qué partes se te hicieron lentas?
¿Qué personaje te atrapó más?
¿Dónde desconectaste?

Y, lo más importante: escucha, pero no te anules. Es tu libro. Toma lo que te sirva y deja lo que no encaje con tu visión.

La reescritura no es el enemigo. Es tu segunda oportunidad para contar la historia mejor.
Aprovechala.

¿Y ahora qué? Publicar tu libro

Opciones, dudas frecuentes y consejos para dar el salto

Has llegado hasta el final.
Tu historia está escrita, revisada, quizás incluso releída por otras personas.
Y ahora te asalta la gran pregunta:
¿Qué hago con mi libro? ¿Cómo lo publico? ¿Lo subo a Amazon? ¿Mando a editoriales? ¿Lo guardo en un cajón con amor y miedo?

Spoiler: ninguna opción es “la correcta”.
Pero aquí te explico las principales posibilidades con sus luces, sombras y algún que otro consejo para no volverte loco en el camino.

Publicar con editorial tradicional

Ventajas:

  • Profesionalizan tu texto (edición, corrección, diseño, distribución)
  • Puedes llegar a librerías físicas
  • Te respalda un sello editorial

Desventajas:

  • Es lento: pueden tardar meses (o años) en contestar
  • Es difícil entrar sin contactos (aunque no imposible)
  • Tú no controlas ni el precio ni muchas decisiones

¿Cómo hacerlo?

  • Investiga qué editoriales publican libros similares al tuyo
  • Sigue sus indicaciones al enviar (¡esto es vital!)
  • Prepárate para recibir silencios eternos o rechazos.
    Y aún así, sigue intentándolo.

Publicar en autopublicación (por tu cuenta)

Ventajas:

  • Tú decides todo: portada, precio, cuándo sale
  • Puedes publicarlo muy rápido
  • Si lo haces bien, puedes ganar más por venta

Desventajas:

  • Tú haces todo: revisión, maquetación, marketing, redes, promo
  • Necesitas invertir tiempo (y a veces dinero)
  • Es fácil perderte entre miles de títulos si no te mueves bien

Plataformas útiles:

  • Amazon KDP (la más popular y con mayor alcance)
  • Lektu (si quieres algo más indie y flexible con el precio)
  • Bubok, Lulu, Draft2Digital…

Publicar con servicios de coedición

Algunas editoriales ofrecen coedición: tú pagas una parte (o todo) y ellos publican tu libro.

¿Es fiable? A veces sí, a veces no.
Hay empresas serias, y hay otras que cobran mucho y hacen poco.

Consejo clave: antes de firmar nada, investiga a fondo y habla con autores que hayan publicado con ellos.

¿Y si aún no estoy listo para publicar?

No pasa nada. De verdad.
No todos los libros tienen que ver la luz el mismo año que se escriben. A veces, necesitas dejarlo reposar, mejorar un poco más, o simplemente sentirte con más confianza.

Tener un libro terminado ya es un logro enorme.
Y publicarlo… será el siguiente paso cuando tú decidas.

¡Y así llegamos al final del viaje!
O, mejor dicho… al principio del de verdad.

Porque ahora que sabes cómo empezar a escribir un libro —con sus dudas, sus trampas mentales, sus borradores que parecen fanfics fallidos y sus primeras frases que cambiarás diez veces— ya no estás esperando el momento perfecto. Estás preparado para crearlo tú.

No necesitas una señal divina ni el escritorio de Virginia Woolf. Solo necesitas sentarte, escribir aunque no tengas ganas, reescribir sin miedo y, sobre todo, creer que esa historia que tienes en la cabeza merece salir al mundo.

Escribir un libro no es para valientes ni iluminados.
Es para quienes tienen algo que contar… y deciden contarlo, frase a frase.

Así que abre un documento nuevo.
Ponle título provisional.
Y empieza con cualquier cosa.
La magia (y el caos) vendrán después.

Y si te atascas, ya sabes dónde encontrarnos.
Aquí estaremos, con café, recursos, sarcasmo y ganas de leerte.

Feliz escritura.
Y que el borrador te acompañe.

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